Se me ocurrió hacer esta entrada mientras me tomaba unos minutos para merendar en medio de un día de estudio y trabajo. Si me preguntan, estoy agotada!
Es que es muy difícil mantener el ritmo de la universidad y del trabajo sin dejar de lado la vida espiritual. Esta consiste en rezar diariamente, no como una obligación sino como el tan ansiado encuentro con Nuestro Señor, para hablarle y sobre todo para oírle.
Así que mientras los apuntes, libros y cuadernos cubren mi mesa, yo pienso que es necesario establecer prioridades.
Aquí van:
- Poner horarios de estudio y de oración. ¡Y cumplirlos!
- Minimizar las actividades que me hacen perder el tiempo
- Hacer un retiro o ejercicios espirituales al año.
- No dejar de lado nunca la actividad apostólica ni formativa que junto con la oración es alimento de la vida espiritual.
Ya iremos desgajando estas cuestiones en los próximos días, es importante que todas nosotras veamos la importancia de ORDENARNOS en función a la Voluntad de Dios.
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