jueves, 29 de noviembre de 2012

Una flor para Maria en su mes.

¡Hola! Tomo este artículo del blog de ARCADEI, lamento no haber posteado nada sobre el Mes de Maria antes.
Tengan hermoso día, bajo la protección de Nuestra Madre.
Ya le dedicaré mas tiempo al blog cuando terminen los exámenes.
¡Nos vemos!
¡Me pongo en sus oraciones!


 Cuan grande amor nos profesa nuestra Santísima Madre



“De que María es Madre nuestra, podemos deducir el gran amor que nos tiene. El amor de una Madre hacia sus hijos es algo totalmente necesario, natural. Por eso dice Santo Tomas que Dios ordenó en un mandamiento a los hijos, amar a los padres, pero que no dio a los padres un mandamiento de amar a los hijos porque la misma naturaleza ha infundido en el corazón tal amor hacia los hijos, que hasta las fieras más salvajes aman a sus hijos.
La Santísima Virgen sí que puede repetirnos la frase que nos dijo el mismo Dios: “¿Puede una mujer olvidar a su pequeño niñito y no sentir cariño por el Hijo, fruto de su vientre? Pues bien, aunque esto pudiera suceder, Yo nunca me olvidaré de ti” (Isaías 49,15).
María es Madre de amor, y habiéndonos aceptado como hijos es todo amor para nosotros. Consideremos los motivos de este amor, para que mejor entendamos cuanto nos ama esta cariñosa Madre.

La primera razón del gran amor que María nos tiene es el inmenso amor que Ella le tiene a Dios. Porque cuanto mayor es el amor que se tiene a Dios, más grande es el amor que se siente hacia el prójimo. Así lo dice San Juan: “Este mandato tenemos de Dios, que quien ama a Dios ame también a su hermano” (San Juan 4,21).
¿Cuánto han hecho por amor a los demás los Santos que tanto amor sentían por Dios? Leamos por ejemplo admirables heroísmos de San Francisco Javier por llegar aun a los sitios más apartados a predicar la salvación a los infieles de Asia. Y San Francisco de Sales atravesó durante todo un año un río, sobre un madero, y viajaba por entre nieves y peligros, con tal de ir a salvar las almas de los herejes de Chablais. San Paulino se vendió como esclavo para rescatar al hijo de una pobre viuda. San Fidel se sentía feliz exponiendo su propia vida con tal de convertir a los herejes. Así que los Santos, por el gran amor que tenían hacia Dios se sentían impulsados a hacer obras excelentes por amor al prójimo.
Y ¿quién amó más a Dios que María? Seguramente entre los bienaventurados del Cielo no hay ninguno que ame tanto a Dios como la Santísima Virgen, y por lo tanto no puede haber quien, después de Dios, nos ame más que esta amorosísima Madre. Estamos seguros de que nos ama más que todos los ángeles y los Santos.

Un segundo motivo por el cual nos ama tanto nuestra Madre Celestial es porque su amado Jesús, poco antes de expirar, nos encomendó a Ella como hijos: “Mujer he aquí a tu Hijo” le dijo señalando al discípulo Juan en el cual estábamos representados todos nosotros. Estas fueron las últimas palabras que su Hijo le dijo en esta vida, y ya sabemos que las últimas recomendaciones de un moribundo que amamos mucho las tenemos en inmenso aprecio y no las podemos borrar de la memoria.

Una tercera razón por la cual María nos tiene por hijos estimadísimos es porque le costamos muy grandes dolores. Las madres aman y aprecian más a aquellos hijos que más sufrimientos y dolores le han costado. Por nosotros vio María agonizar en la cruz a su amadísimo Hijo Jesús, en medio de los tormentos más atroces, y en su presencia lo vio morir, aceptando Ella esta muerte por conseguir nuestra Salvación Eterna. Allí, al morir Jesús nacimos nosotros a la vida de la gracia, y en este momento Ella se convirtió también en nuestra Madre espiritual. De Ella se puede repetir la frase que el Evangelio dice del Padre Eterno: “Tanto amó al mundo que le dio a su Hijo Único” (San Juan 3,16). Lo dio en sacrificio para que su muerte fuera nuestra redención y salvación. San Buenaventura repetía: “Tanto nos amó María, que entregó por nosotros a su Unigénito.


Fuente: San Alfonso María de Ligorio, Las Glorias de María



Procuremos en este mes de María, ser cada día más fieles y sumisos hijos de tan buena Madre. Conozcámosla y hagámosla conocer.

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Artículo publicado en
el Blog de Arcadei - www.arcadei.org/blog



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