lunes, 19 de noviembre de 2012

Castidad II

Continuo con el tema ¿Castidad? Si, y con la cabeza bien alta. Allí habrán leído que le explique a mis interlocutores porque no les era fácil comprender la virtud de la castidad. 
Luego intente explicarles porque es necesaria y posible la practica de dicha virtud. Vuelvo a citar al P. Miguel Angel Fuentes, I.V.E en su libro "Castidad, ¿posible?", pues les contesté mas o menos lo que dice el texto que transcribo a continuación. 
Obviamente, que mis palabras no fueron tan ordenadas, es difícil dominarse cuando es notorio que se burlando de la Fe que profesamos. Así que  sin perder la Caridad, aunque con la sangre hirviendo proseguí. 

(...)"Castidad es capacidad.

La castidad y la pureza son, por eso, una “capacidad”; es decir,
algo positivo, no algo negativo (está mal, o al menos es incompleto,
el definirlas como mera “ausencia de mancha moral”).

Es una energía interior que da al que la posee el poder de realizar
algo; esta capacidad es poder de ordenar la facultad del apetito
concupiscible, con toda su fuerza y brío, y encauzar toda su poten-
cia ya sea hacia un objeto concupiscible que “debe” ser amado
con toda la fuerza de la persona, incluida la fuerza sexual (como
en el caso de los esposos), o bien concede la capacidad de transformar
esas fuerzas (“sublimar”) integrándolas en la energía espiritual
de la persona (sea en la búsqueda de la verdad, en el amor de
misericordia hacia el prójimo, en el amor a Dios, etc.).

Es interesante a este respecto lo que escribía Juan Pablo II:
“la pureza es una ‘capacidad’, o sea, en el lenguaje tradicional de
la antropología y de la ética: una actitud. Y en este sentido, es virtud.
Si esta capacidad, es decir, virtud, lleva a abstenerse ‘de la
impureza’, esto sucede porque el hombre que la posee sabe mantener
el propio cuerpo en santidad y respeto, no con afecto libidinoso.
Se trata aquí de una capacidad práctica, que hace al hombre
apto para actuar de un modo determinado y, al mismo tiempo,
para no actuar del modo contrario. La pureza, para ser esta
capacidad o actitud, obviamente debe estar arraigada en la voluntad,
en el fundamento mismo del querer y del actuar consciente
del hombre. Tomás de Aquino, en su doctrina sobre las virtudes,
ve de modo aún más directo el objeto de la pureza en la facultad
del deseo sensible, al que él llama apetito concupiscible. Precisamente
esta facultad debe ser particularmente ‘dominada’, ordenada
y hecha capaz de actuar de modo conforme a la virtud, a fin de
que la ‘pureza’ pueda atribuírsele al hombre. Según esta concepción,
la pureza consiste, ante todo, en contener los impulsos del
deseo sensible, que tiene como objeto lo que en el hombre es corporal y sexual. 

La pureza es una variante de la virtud de la templanza”
de vosotros sepa poseer su cuerpo con santidad y honor, y no
dominado por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen
a Dios. En este texto se puede observar la dimensión de “contención”
que ejerce la pureza sobre las pasiones (es propio de la naturaleza
de la pureza o castidad la capacidad de contener los impulsos
del deseo sensible, razón por la cual esta virtud es una parte de
la virtud de la templanza); pero aquí se subraya también otra función
y dimensión –positiva– indicada como capacidad de mantener
la santidad y honor del cuerpo. 
En realidad ambas funciones(“abstención de la pasión libidinosa” y 
“mantenimiento del orden corporal”) son recíprocamente dependientes 
porque no se puede“mantener el cuerpo con santidad y respeto”, 
si falta esa abstención“de la impureza”, mientras que dicho mantenimiento de la
santidad y respeto corporal da sentido y valor a la lucha para abstenerse
de los desórdenes pasionales."(...)

No viene al caso lo que me preguntaron. Lo único que rescato es que uno de los presentes me dijo con tono pensativo,
 algo mas o menos así, "Mira vos, no pareces de esas chicas "religiosas" .
¿Qué  habrá querido decir con eso? Nuevamente, me calme y le pregunte cual era su idea sobre una chica casta o "religiosa". Y me dijo algo así como la imagen de una puritana con cara triste, todo en escala de grises. Me causo risa, en realidad fue por el alivio. Creí que con mi manera de ser le daba impresión de libertina o algo por el estilo. En realidad es su idea distorsionada de la virtud, la mayoría de la gente tiene incorporada la imagen de "aburridos", "parcos", "torpes" a quienes son abiertamente católicos.
 Por lo menos ya se enteraron que una chica católica es una chica feliz.
Luego le sigo contando. Tengo que ponerme a estudiar, tengo un examen la semana que viene.
¡Saludos!

1 comentario:

  1. Wow, que buen punto de vista tiene el Padre Miguel Ángel, y es tan cierto todo eso que dice. Cada día las personas le dan más y más poder al maligno, y cada día se vuelve más y más difícil ser un católico virtuoso. Doy a gracias a Su Majestad, porqué me liberó de las cadenas de la impureza y solo Su poderosa voluntad me mantiene en Su Camino. Confío en que, con ese mismo poder (el de la Gracia), seré capaz de contradecir la realidad de las personas, como tu, y mostrarles el Camino que pocos se atreven a recorrer.

    Hermana, estás en mis oraciones. Que nuestro Padre eterno te bendiga y te guarde, amén. :)

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