lunes, 10 de marzo de 2014

Mensaje encriptado.

Sigo la lectura de "Tú y Él", sí, ¡no tiene desperdicio! Léanlo si tienen la oportunidad.
Continuando con la idea de la entrada anterior "El Valor de las Acciones Divinizadas", el P. Azpiazu me ha inspirado a hablar mas poéticamente  por cierto, de ese valor eterno que tienen las buenas acciones de las almas amantes de Nuestro Señor.
Él habla de un mensaje en clave, encriptado diriamos ahora, por el cual cada uno realiza los actos tendientes a su deber de estado y Nuestro Señor los traduce a su valor real, es decir, méritos para la vida eterna.
Esa idea me recordó cuando estaba en el colegio y  con mis amigas nos escribiamos mensajes encriptados para contarnos pavadas, que solo nosotras debíamos comprender.

Salvando la  enorme distancia que existe en la comparación, con Dios ocurre algo similar. Cada alma tiene su código con Él, un código que solo entre ellos entienden. El mundo podrá ver cosas ordinarias y sin ningún brillo pues sus ojos corrompidos no alcanzan a distinquir  lo que hay detras de cada acto.

Me explico. Una joven católica, que estudia en la Universidad, que tiene amigos y un novio, que reza diariamente y asiste a Misa los  domingos y cada vez que tiene la oportunidad, viste con modestia y se puede decir que todo  lo que hace se ve impregnado por un halo de bondad. 
¿Qué ve el mundo? Si llega a mirarla, pues al ser tan  delicada y modesta no atrae la atención de quien lo único que desea es la exuberancia, no ve nada mas que alguien ordinario "mal gantando" su vida.
¿Qué ve Dios? Bueno, todo, pero en este caso particular me animo a decir que Él ve un alma sinceramente enamorada. Tal es su amor que cada pequeña cosa que hace y tambien las que no hace, hallan fundamento en ese amor que la integra por completo.

Ella estudia, Él ve amor. Ella protege amorosamente a todos sus afectos, Él ve caridad  ardiente. Ella acude a la oración y Él ve su gran deseo de profundizar la relacion de ambos. Y  asi con cada cosa que ella haga. Porque tal es el lenguaje de las almas enamoradas, basta lo tácito de la presencia de ambos para comprender porque se encuentra el uno con el Otro.

Y asi, yo o cualquiera de ustedes, vive su vida, insignificante para muchos, haciendo lo que debe hacer y el Buen Dios traduce cada uno de los mensajes encriptados, pues "Obras son amores y no buenas razones".

¡Nos vemos!

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