miércoles, 18 de julio de 2012

La tragedia de Salta.


“La tragedia de Luján Peñalva (19) y Yanina Nüesch (16), quienes habían desaparecido el sábado en Salta y el lunes fueron encontradas ahorcadas, podría haber sido causada por dos amores prohibidos , que mantenían a ambas chicas enfrentadas con sus padres. Por este motivo, los investigadores no descartan que hubieran premeditado quitarse la vida.” Dice Clarín en la edición de hoy.

Bueno, ya es  demasiado terrible el suicidio. Todos sabemos lo que sucede a las almas de quienes eligen quitarse la vida voluntariamente. Dios quiera que  a estas dos jóvenes no lo hayan elegido… Todavía queda esa esperanza, pues la investigación no ha arrojado nada determinante.
Es imposible no espantarse ante el final de dos vidas jóvenes. Es imposible evitar las nauseas naturales que trae consigo la cobertura dada por la prensa. Aunque eso no nos sorprenda.
Ahora, lo que genera mayor dolor es como las familias son víctimas de la terrible ausencia de Dios. Y como esto conlleva  al desinterés por el otro. Sea un hijo, un padre o madre, o el propio cónyuge. Ya nadie mira a quien tiene al lado. Ni siquiera los novios de estas dos niñas, pues no se les ocurrió advertir a un adulto de los frecuentes “me quiero matar”. La dueña de  la ferretería donde habrían comprado la soga dijo que las dos jóvenes, le dijeron que la utilizarían para jugar al clásico “salto de la soga”, que querían “saltar juntas”. No le pareció extraño. La desidia del "mundo" es total.
La Capilla Ardiente empezó anoche y en unas horas las entierran, pero el dolor no terminará para sus padres (por la culpa que puedan atribuirse en esta tragedia) ni para la sociedad entera.
Dios se haya apiadado de sus almas y las cubra con Su Misericordia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario