jueves, 12 de julio de 2012

De la Imitación de Maria. Modestia.



"Que la modestia es el ornato más propio del cristiano.

María. (nos dice)
Debes, es verdad, presentarte ante los hombres; pero ten en cuenta de presentarte dignamente. Al comparecer en público, sea con modestia. Aprende de Mi, tan hermosa virtud porque te es sobremanera necesaria.
De tal suerte converse con los hombres que nadie me miro jamás sin grande edificación. Ni fui nunca descompuesta en palabras, ni destemplada en el tono de vos, ni suelta de lengua, ni desenvuelta en el andar. Nada, en fin, hubo de indecoroso en mis ademanes, ni ceñudo  en mi mirada, ni de malhumorado en mi semblante. En mi retrato y conversación brilló como un espejo el resplandor de la castidad y la hermosura de la virtud.
La misma belleza de mi cuerpo no fue sino un destello de mi compuesto corazón, e imagen del decoro.
A nadie salteo mal pensamiento viéndome pasear, hacer oración, comer o trabajar. Antes cuantos me contemplaban movíanse a edificación y alababan al Señor. Mi hermosura que fue extremada, exhalaba inocencia y olor de castidad.
No profieras palabras lascivas, porque matan el alma. Déjate de burlas y donaires; ¿de qué te sirve que rían los demás, si ofenden a su Divina Majestad en el hermano a quien zahieres?
No derrames la vista acá y allá, porque eso es de necio y frívolo corazón. Sé mesurado en el andar, como hacen las personas de levantados pensamientos.
No alces descompasadamente la voz ni rías a carcajadas; mas la gracia de la modestia campee siempre en tu semblante.
Mejor corregirás a los malos con tu compostura que con la abundancia de palabras. Si has de hablar, sean tus razones como  anzuelos con que atraigas a piedad a los que te escucharen. Se afable con todos, y los ganarás a todos para Dios.
Si cuantos te vieren se regocijan y bendicen al Padre que está en los Cielos, y los malos se componen en tu presencia, entonces cree, hijo mío, que la modestia es en ti como antorcha, que alumbra y vivifica. Imítame a Mí."

Texto tomado del Capitulo III de "La Imitación de Maria" incluido en "De la Imitación de Cristo", de Tomás de Kempis, Editorial Poblet, Buenos Aires, 1951.

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