- En la conducta, uniformidad, rectitud, modestia, prudencia, dulzura y firmeza.
- En las conversaciones, alegría sin disipación, discreción en las palabras, olvido de sí mismo, sinceridad.
- En las faltas, humilde y sincera confesión, dolor profundo sin abatimiento, recurso a Dios, abandono en su misericordia.
- En el uso de los Sacramentos, pureza de corazón y de intención, desprendimiento de los gustos sensibles, fe viva y fervor práctico.
- Con Dios, confianza filial, estudio amoroso de su voluntad, atención apacible al momento de sus inspiraciones, obediencia pronta, generosidad sin reservas.
- Con el prójimo, cordialidad, cortesía obsequiosa, tolerancia de sus defectos, auxilio y socorro si lo necesita, complacencia sin bajeza, deferencia sin lisonja, condescendencia sin respeto humano.
- Consigo mismo, justicia exacta, abnegación efectiva y constante, paciencia a toda prueba.
- Para el cuerpo, cuidados moderados, rigor discreto, sobriedad en todo.
- Para la imaginación, tranquilidad inalterable en sus divagaciones, desprecio de sus fantasías e importunidades.
- Para el espíritu, sabia desconfianza de sus propias luces, feliz ignorancia de sus méritos, uso santo de sus talentos.
- Para el corazón, fidelidad en desterrar toda especie de turbación, vigilancia sobre todos sus movimientos, sacrificio de todo lo que se opone a la voluntad de Dios.
- Vida de fe, es decir, conformidad entera con Jesucristo en los pensamientos, en los sentimientos, en el lenguaje, en las obras, en la dependencia del espíritu a la divina voluntad continuamente y en todas las cosas.
Fuente: Tesoro del Hogar, Manual de Ntra. Sra. del Huerto, ed. Benziger et Co. S.A., Suiza, 1908
Tomado del Blog de Arcadei.
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