martes, 28 de enero de 2014

Su problema es mi problema.

Tengo una amiga,  es la que mas me ha durado y sin duda eso es Gracia de Dios, pues cuando la consideré nociva para mi alma, me alejé y aun así, ella siempre permaneció cerca. Y eso es amor, ese del que habla Platón, un alma en dos cuerpos.
Nos conocemos hace 14 años, tal vez un poco mas. No soy buena recordando esos datos, ella si.

Somos iguales y diferentes al mismo tiempo, sin que esto
constituya un absurdo.
Caracterológicamente, iguales pero  por la Fé, distintas. Ella no practica el catolicismo, si bien ha sido educada en una familia que la hizo recibir los sacramentos y asistió a un colegio católico, nunca le importó, lo suyo es un ateísmo práctico y lo esgrime a viva voce. Como yo esgrimo mi catolicismo. 

Somos un espejo, ella es lo que yo sería sin la Fe. Y me duele.

Hace un mes, me enteré que esta conviviendo con su novio. Me lo dijo ella, prácticamente me lo escupió en la cara luego de haberlo ocultado 2 años. Ese acto es el que la mejor la define. 
Yo hice el mea culpa, debí haber estado mas presente en su vida, pero la dejé sola y el mundo hizo el resto. Creo que me la paso diciéndole que NO, desde que tenemos 14 años. No a las salidas, no a las bebidas, no a los noviecitos, no a la ropa que mostraba demasiado, no a las charlas sobre sexo, etc. Y lo entendió, lejos de escucharme la actitud lógica fue ocultarlo.
No puedo culparla, al igual que ella, yo no se decir las cosas con dulzura.

Cuando me contó de su "pareja", lo hizo en frente de varias personas y por la fuerza tuve que callarme. Las correcciones fraternas no se hacen en público, la idea no es fastidiarla sino cuidarla. Pasaron unos días y  fui a visitarla. No sabía como ser clara sin herirle el orgullo, en cuanto fallara el diablo se iba a aprovechar.
Hablamos mucho, de muchas cosas. Me hace sentir "como en casa" siempre, sin duda la amo y para mi el amor tiene una sola consecuencia: buscar la salvación de su alma.  Obviamente ella no registra esa parte, ergo tengo ventaja.

Llegamos al tema central, fui sincera, le hablé de la regularización de su situación y lo que implica estar como esta ella. Pensé que me iba a saltar al cuello, lo nuestro ha sido una lucha por el mando desde el inicio. Me sorprendió que no lo hiciera, me dijo que había charlado con el muchacho en cuestión y que ambos habían decidido casarse. 
En mi cerebro sonó el Aleluya de Mendelson, obviamente, me adelante. ¡Soy tan crédula! Van a casarse cuando puedan comprarse una casa, prácticamente quieren un perro lanudo que los reciba en la puerta (ironía). Quieren cosas materiales, no quieren demasiados hijos, ni nada por el estilo. Es lógico, ella razona como el mundo, egoístamente.
Mendelson dejo de sonar y continuamos con el tema, por lo menos oyó la parte sobrenatural. Con la ayuda de Dios, mucha oración (obvio que mia) y tratando de ponerle a la vista algún ejemplo virtuoso, ira cambiando de parecer. 
Mientras tanto su problema es mi problema. El amor nos hace sufrir y alegrarnos con el ser amado. Ahora me toca sufrir por ella, ya tocará alegrarse.


Les pido oraciones,

¡Nos vemos!

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