miércoles, 2 de abril de 2014

Como sobrevivir a una charla mundana y no morir en el intento.

Como resultado de la funesta Revolución Anticristiana, los ambientes seculares, como la universidad y el trabajo suelen ser bastante vanos e inapropiados para el desarrollo de las virtudes básicas.

Es habitual que se hagan referencias a temas superfluos. No esta mal que las mujeres hablemos de "cosas de chicas", el problema es que no se puede evangelizar si nos mantenemos en el plano superficial de las cosas, menos aun si se hacen comentarios poco adecuados sobre cuestiones pecaminosas. 
El "chusmerio" generalmente acaba mal. La estima de alguien se pierde o se mancha. Por lo tanto el primer punto es, NO basar una charla en comentarios sobre los defectos de otras personas, banalidades que hacen ver a la mujer como una "tonta superflua" o una "guarra". Y si eso sucede hay que desviar la charla con SUTILEZA, hacia un lugar mas conveniente.
Por otro lados si se comentan  cosas que son pecados ya sean personales o de terceros, no podemos consentir de ninguna manera ser parte de eso. Por ejemplo, si alguien habla de sexo y básicamente se sostiene que debe practicarse fuera de los preceptos prescritos por Dios, es necesario, decir que no es así y dar las razones naturales y sobrenaturales.
Podrás decirme que nunca consentís los comentarios, pero, callar cuando es obligación hablar, implica dar  consentimiento tácito

¿Porqué? Por que si queremos que las personas que no han tenido la gracia de estar en un ambiente católico y virtuoso puedan observarlo, es necesario mostrárselo en las actitudes de quienes si han tenido esa gracia. Y porque lo sobrenatural presupone lo natural, si no hay virtudes del orden de lo humano, menos podrán haberlas del orden espiritual.

Por último, no es fácil hacer esto, de hecho es tedioso y genera cierto aislamiento, lo cual es perfecto porque  nos preserva y nos ayuda a cargar cierto pesar por amor a Cristo y al prójimo. Pero la vocación apostólica es innegable en la Iglesia y nosotros somos Iglesias así que hay que poner manos a la obra y trabajar para la salvación de las almas, sobreponiéndonos a nuestras propias miserias.

¡Nos vemos!

Malvinas Argentinas


 Amor Patrio
De Paul Verlaine, traducción del Padre Leonardo Castellani

Amar la patria es el amor primero
y es el postrero amor después de Dios;
y si es crucificado y verdadero,
ya son un solo amor, ya no son dos.

Amar la patria hasta jugarse entero,
del puro patrio Bien Común en pos,
y afrontar marejada y viento fiero:
eso se inscribe al crédito de Dios.

Dios el que no se ve, Dios insondable;
de todo lo que es Bien, oscuro abismo,
sólo visible por oscura Fe.

No puede amar, por mucho que d'Él hable
del fondo de su, gélido egoísmo,
quien no es capaz de amar ni lo que ve.



¡Malvinas, volverémos!