viernes, 28 de septiembre de 2012

Todo ocurre para el bien de los que aman al Señor.

Viernes 28 de septiembre de 2012 | 05:02

Se aprobó la ley que regula casos de abortos no punibles en la ciudad

Se sancionó durante la madrugada; el proyecto comparte el mismo criterio que el fallo de la Corte que permite que mujeres víctimas de una violación puedan realizarse un aborto sin autorización judicial
 
Legisladores porteños dieron luz verde esta madrugada al proyecto de ley que regula casos de abortos no punibles. La norma fue impulsada por bloques de la oposición y está reglamentada en el artículo 86 de Código Penal, que admite este tipo de práctica en caso de que la vida de la mujer o adolescente corra riesgo o se trate de un embarazo producto de una violación.
La ley, que admite como válido el consentimiento de una adolescente para acceder a un aborto no penado a partir de los 14 años, fue promulgada con 30 votos positivos y coincide con el criterio adoptado por el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que el 13 de marzo pasado dictaminó que las mujeres víctimas de una violación puedan realizarse un aborto sin autorización judicial.
Según fuentes parlamentarias, el debate consignó las distintas posturas de cada bloque acerca del tema, y supera el protocolo de atención de abortos no punibles que había firmado el ex ministro de Salud Jorge Lemus antes de renunciar a su cargo el 13 de septiembre pasado y que luego quedó relegado a cargo de la médica Graciela Reybaud.
Ante la posibilidad de que el jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, vete la ley, la diputada del Frente para la Victoria, Victoria María Rachid expresó: "Esperamos que este caso no sea parte de la cantidad de leyes vetadas", y aseguró que con la aprobación de la norma "se avanzó hacia el reconocimiento de los derechos de las mujeres y que tiene que ver con los principios que la Corte reconoció en relación a los casos de aborto no punibles".

El tuit que desató la polémica

Cerca de la una de la madrugada, poco antes de que los diputados dieran dictamen positivo al proyecto de ley, algunos asesores del PRO, dieron cuenta acerca de un tuit publicado por la legisladora María José Lubertino, que agredía a los diputados macristas Victoria Morales Gorleri y Sergio Bergman.
"íMorales Gorleri y Bergman: saquen sus rosarios y sus kipas de nuestros ovarios!", lanzó vía Twitter Lubertino, frase que despertó la ira de varios legisladores, a tal punto que la sesión tuvo que ser interrumpida por un lapso de veinte minutos por la situación que se había generado.
Por el incidente, los dichos de la legisladora fueron repudiados y varios diputados adelantaron que realizarán la denuncia ante el INADI por discriminación.
Juan Cabandié, presidente del bloque kirchnerista, calificó la frase de Lubertino como "manifestaciones vergonzosas que afectaron al conjunto de las personas del recinto"; al tiempo que Morales Gorleri reconoció que "las palabras me ofendieron y me dolieron fuertemente a mí y a los miles de argentinos que profesan mi fe".
Por las repercuciones que surgieron a raíz del tuit, la legisladora se retractó y pidió disculpas a través de su cuenta personal @Lubertino.
 

Los puntos del proyecto

El proyecto no fija un plazo máximo de semanas de gestación para la realización de la práctica, pero si establece un tope de cinco días desde que se solicita el procedimiento para concretar la interrupción del embarazo.
Entre los puntos centrales del texto aprobado figura la prohibición a que se impongan obstáculos médicos, burocráticos o judiciales para acceder a la prestación de la conclusión del embarazo producto de una violación o de alto riesgo para la mujer gestante.
En ese sentido, refiere a "obstáculos" a la intervención de varios profesionales en el diagnóstico, la participación de equipos interdisciplinarios, comités de ética o la exposición policial o judicial del hecho de violencia sexual que generó el embarazo.
Por ello, para acceder a un aborto en caso de abusos no resulta necesaria la denuncia de violación, ni la constatación del delito, sino que basta con una declaración jurada de la mujer prestada ante el profesional de la salud interviniente.
Agencia Télam .
Tomado de La Nacion.

No dejemos que nos gane la desesperación, Dios nos pide las cicatrices de las batallas, no las victorias. 
Sinceramente cuando leí el titular, tuve una terrible sensación de frustración, pero me repuse al instante. Todavia puede ser vetada la ley por el Jefe porteño, aunque..... bueno, si no ucurre hay que saber que 
"Todo ocurre para el bien de los que aman al Señor." Romanos 8:28

Nos vemos!

martes, 25 de septiembre de 2012

Para Monseñor Aguer.

Carta abierta a Mons. Aguer sobre la marcha ayer en la Catedral



Habiendo llegado a nuestra casilla correo esta carta de una fiel católica, pidiendo que sea republicada en distintos blogs, lo hacemos a continuación:
La Plata, 24 de Septiembre de 2012.
Excelentísimo Arzobispo de La Plata,
 Monseñor Aguer:
Le escribo desde lo mas profundo de mi alma católica. Soy fiel de esta Diócesis y ayer estuve en la defensa de la Catedral.
Ya debe saber lo que ocurrió allí. Si lo vió desde la Curia tal vez no capto enteramente lo ocurrido, entonces le voy a contar.
Yo estuve a un metro de los manifestantes  abortistas, que marcharon luego de uno de esos congresos de adoctrinamiento marxistas que están tan de moda últimamente, con la intención de pintarrajear la casa de Dios, nuestra Catedral.
Con un  conjunto de fieles nos ubicamos en la base de las escalinatas, para impedir el paso. La policía a los costados en silencio. Las abortistas, rugiendo, vociferando insultos a Ntro. Señor, a Su Madre y a la Santa Iglesia. Delante, muy cerca mío un sacerdote, detrás fieles y algún otro cura. No mucho más.
Aquellas endemoniadas nos cantaban “cada vez son menos” y tenían razón.
¿Dónde estaba usted? ¿Donde el resto de los sacerdotes? ¿O el Seminario?
Silencio. No estaban.
Me duele la jerarquía de la Iglesia, Monseñor, me duele muchísimo.  Y no me duelen los escupitajos con los que me cubrieron, ni los envases de aerosol que me arrojaron, ni los insultos impuros con los que marcharon mis oídos de mujer católica. Me duele el alma. Y no por mí, por ustedes.
Usted se lo perdió. Perdió la oportunidad de ser humillado, escupido y golpeado por Cristo. Y lo merecía, merecía esa humillación. Y ¿sabe por qué? Porque ha sido uno de los pocos miembros de la Jerarquía mediocre de la Iglesia argentina que ha dado la cara por Cristo. Y su presencia ayer hubiese sido magnífica. Hubiese sido una hermosa obra para presentar a los pies de Ntro. Señor, cuando le llegue la hora de dar cuenta de su vida.
 Sólo imagine, en la base de las escaleras, Usted, junto a los sacerdotes de esta Diócesis, detrás los seminaristas y luego los laicos. Si usted estaba allí, hubiesen ido todos, lo puedo asegurar.
Imagine la repercusión en los medios de comunicación, a nivel nacional e internacional. ¿Puedehacerlo? Yo desperté hoy, pensando en ello. Imagine el coro angélico en el Cielo vivando aquel acto, piense en la Santísima Virgen.
 La marcha de ayer, fue un regalo que Dios nos hizo a todos los que fuimos. Dimos testimonio, fuimos confesores de la Fé frente a una plaza llena de católicos con gorritas naranjas que no  cruzaron una mísera calle para defender lo que creen. ¿Cómo llamarlos? ¿Cobardes, necios, liberales o progresistas? No, es demasiado. Usted tampoco fue, ni el clero, ni  los religiosos. Estos laicos no merecen ser tratados tan duramente.
Yo fuí y mi corazón arde de  alegría. Se templo mi Fé, nunca recé el Santo Rosario con tanta paz como ayer, entre escupidas e insultos. Terminé llena de fervor.
¿Sabe lo bien que le hubiese hecho a sus seminaristas esto? La Fé se prueba y se vive.  Quien no puede vivirla no la tiene. No importa cuántos años lleve estudiando teología.
Él que ama, defiende lo amado. Es algo simple.
Cuando se iban aquellos energúmenos (en el sentido teológico de la palabra) escupieron al único sacerdote que estaba al pie de las escaleras.
Él  siguió rezando, luego al grito de “Viva Cristo Rey”, “Viva la Iglesia” rompimos la cadena humana que impedía que subieran. Cantamos “Cristo Jesús en ti la PATRIA espera (…)” para que finalmente nos diera la Bendición. Se arrodillaron todos para recibirla. ¿Alguna vez vió una multitud arrodillándose en público frente a un sacerdote para que los bendiga? Me refiero a los últimos 50 años. La respuesta debe ser no, ¿no?
Anoche cenando con los amigos católicos que participaron de la defensa de la Catedral, pensé, ¿y si hay un muerto de los nuestros? ¿Si esa turba blasfema enloquece y arremete con violencia? Habría un mártir en su Diócesis.
¿Qué haría entonces? ¿En ese caso si saldría a la calle? Su rebaño estaba sin Pastor ayer, necesitábamos su presencia.  “Te basta mi Gracia” susurra Ntro. Señor al oído y esa fué la única respuesta.
Estimadísimo, Monseñor, ayer perdió una hermosa oportunidad, por favor no vuelva a hacerlo. No enarbole la prudencia, absolutizándola. Ser timorato y ser prudente no es lo mismo.
Sé que irá a Roma en breve, sabemos que ha hecho todo para esto. Yo sinceramente preferiría que hiciera todo para ir al Cielo.
Me despido, atentamente.
Una fiel de esta Diócesis.
PD: No firmo esta carta, porque  me temo que puedan atribuírsele responsabilidades por ella a ciertos sacerdotes relacionados con lo ocurrido ayer. De todas maneras, Dios sabe quién soy.


Tomado de Juventutem.

En breve prublicaré mi crónica sobre esto.
Nos vemos, chicas!

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Esto es importante.

CONVOCAN A LA DEFENSA DE LA CATEDRAL DE LA PLATA EL DÍA DOMINGO 23 DE SEPTIEMBRE A LAS 15 HS




Un grupo de ultrafeminazis (habitualmente llamadas “ultrafeministas”), de esas que pretenden que la mujer sea un varón sin bigotes, realizará un panel en la jornada del día domingo 23 de septiembre de 2012 por la mañana en la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de La Plata. El panel se titula “Mujeres combatiendo al capitalismo patriarcal en nuestra América”.
Tras un almuerzo programado por las organizadoras, realizarán a las 15 hs una “caravana hacia la Catedral de la ciudad de La Plata, a pocos días del Día de Lucha por la legalización del aborto en América Latina y el Caribe”.
En su aviso, las organizadoras han dejado su celular y mail de contacto: (0054) 0221 - 156411936 / compageneros@gmail.com
Militantes provida y personas independientes que no están de acuerdo con las agresiones y desmanes que provocan las ultrafeminazis, llaman a autoconvocarse el día domingo 23 de septiembre  a las 15 hs para la defensa de la Catedral de La Plata, y solicitan a la mayor cantidad de personas posibles que estén en favor de la vida a manifestarse frente a la misma Catedral, y a evitar todo tipo de sacrilegio o profanación.

Modestia en la vestimenta.

¡Chicas!
Nos encontramos una vez mas, esta vez es para responder la pregunta que todas nos hemos hecho alguna vez....
¿Que me pongo para...... ir a la Iglesia? (es irónico, obviamente).
Pero, para la que tenia o tiene, alguna duda este cartel  da un par de criterios.
Sinceramente, yo le añadiría a la mujer una mantilla, pero bueno, despierto y sigo en el planeta Tierra. Así que, ni modo.
Le agradezco al buen amigo que me hizo llegar este gráfico. 
Y ya saben, hay qu hacer todo a la Mayor Gloria de Dios, incluyendo algo externo como el vestir.





miércoles, 12 de septiembre de 2012

Hispanidad, miércoles, 08 de agosto de 2012

En los cambios de la Ley del Aborto, que debería ser derogada y no reformada, la ministra de sanidad ha aseverado que se incluirán ayudas, de todo tipo, para que las mujeres no aborten.

 
Por otra parte, la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo (ACAI) afirma que “casi siempre son inmigrantes que no tienen a sus padres con ellas, o adolescentes de familias desestructuradas”. “Cerca del 90%” de las menores que acuden a abortar lo hacen acompañadas. Son adolescentes entre 15 y 19 años.
El Instituto de Política ha hecho una extrapolación por la que se habrían realizado más de 110.000 abortos el pasado año.
El Síndrome post aborto está demostrado científicamente; lastra psicológicamente a muchas mujeres que han abortado y que le dura toda la vida. Acaban recordando lo que hicieron al ver a otros niños de la edad que podría haber podido tener el suyo.
Desde la Fundación Madrina se ofrece un programa bajo el lema “Sé tú misma”. “En el que trabajamos el acompañamiento a través de madrinas, hogares y abuelas-madrinas que acompañan y dan el cariño que les falta a jóvenes de entre los 11 y 20 años para seguir adelante con su desarrollo psicoafectivo.
Por otra parte, resaltan las noticias de la tasa de defunciones por suicidio que se alzan. En el caso de adolescentes que resolvieron abortar, cerca de 35 por cada 100.000, proporción tres veces mayor a la de las mujeres en edad reproductiva que no abortaron, según una investigación divulgada en Finlandia. El mismo testimonio alegó el Catedrático de Psicopatología de la Universidad CEU-San Pablo, Aquilino Polaino, que juzgó de “alarmantes” los corolarios del estudio del Royal College of Psychyatrists que declara que “el aborto multiplica por tres la incidencia del suicidio en las mujeres”.
La institución abortista más significativa del universo, la Federación Internacional de Planificación Familiar de Estados Unidos, ha aseverado que: “la incidencia del trauma post-aborto, para jóvenes de abortos quirúrgicos, puede llegar a alcanzar hasta el 91% de los casos”.
Las mujeres que abortan miran con indiferencia la muerte de sus propios hijos. Vivimos en una cultura de la muerte, que nos rodea con un egoísmo feroz y ningún respeto por la vida humana de un ser nonato, inocente e indefenso.
El doctor Nathanson, adelantado defensor del aborto en los Estados Unidos, incluido el de su propio hijo, afirma afligido: “La Humanidad hoy se arrepiente de la esclavitud de ayer, y pronto se avergonzará del crimen del aborto”.
Clemente Ferrer
clementeferrer3@gmail.com
 
 
 
Dios, se apiade del alma de estas mujeres y la de sus niños. Pues quiero pensar que el aborto funciona como un Bautismo de Sangre, por el intrínseco odio a la Fe de quienes lo promueven.
 

lunes, 10 de septiembre de 2012

"Facienti quod est in se, Deus non denegat gratiam."


¡Chicas!
Transcribo un fragmento del libro "El Jóven de Carácter" de Monseñor Tihamer Toth, gentileza del servicio "El sembrador" del Instituto Verbo Encarnado.
Si bien su autor lo dirige a los varones (y cuenta con un libro dedicado a las jóvenes) me pareció adecuado pues estas palabras son aplicables para todos aquellos que deseamos dominar nuestras pasiones por mas duro que nos resulte.
¡Espero que lo aprovechen!



Mons. Tihamér Tóth


El monje domador

Muchos jóvenes estarían dispuestos a matar al dragón en el bosque cual otro Sigfrido; pero no tienen paciencia para combatir el dragón de las malas inclinaciones que habita en su alma. Y, sin embargo, ¡qué bendito trabajo es este!
El abad de un monasterio antiguo preguntó una noche a uno de los monjes: “¿Qué has hecho hoy?” “Oh, – contestó el fraile -, tenía tanto que hacer hoy, y también los otros días, que mis propias fuerzas no me habrían bastado, de no ayudarme la gracia de Dios. Tengo que domar cada día dos halcones, debo aprisionar dos ciervos, es preciso que amanse dos gavilanes, he de vencer un gusano, tengo necesidad de domesticar un oso y de cuidar a un enfermo.” “Pero, ¿qué me cuentas? – dijo con risa el abad. - No hay modo de hacer esto en todo el monasterio.” “No obstante, es así – contestó el monje”.
“Los dos halcones son mis dos ojos, que he de vigilar continuamente para que no miren cosas malas. Los dos ciervos son mis dos piernas: he de guardarlas para que no corran al pecado. Los dos gavilanes son mis dos manos: he de obligarlas a que trabajen y hagan obras buenas. El gusano es mi lengua: he de refrenarla para que no charle cosas superficiales y pecaminosas. El oso es mi corazón: he de luchar continuamente contra el amor que se tiene a sí mismo y contra su vanidad. Y el enfermo es todo mi cuerpo, que he de cuidar para que no lo avasalle un apetito desordenado de placeres”.
El combate contra los instintos desordenados es un domar continuado que tú también, hijo mío, y todos los demás que quieran tener carácter, deben cumplir día tras día.
El joven que se preocupa de su carácter, nunca excusará sus faltas diciendo: “Es por demás, yo soy así; ya nací con este temperamento”; sino que trabajará sin tregua en el perfeccionamiento de su alma. Repite por tanto muchas veces para tus adentros: “Aunque moren fieras en mí, llegaré a domarlas. No me resigno a ser como sería según mi temperamento, sino que debo ser como yo quiero”. Wir sind hier, um zu wenden, nicht um zu sein!Estamos en este mundo no para pararnos en lo que somos, sino para plasmar lo que hemos de ser”. (Sailer)
Hay una leyenda muy pintoresca de San Columbano, el evangelizador de los bávaros. Toda su fortuna consistía en un manso burrito. En los viajes apostólicos iba el burro detrás del santo, llevando el modesto equipaje. Al pasar un día junto a una enmarañada selva, sale repentinamente un oso y destroza al animal. Y, ¿qué hizo el santo? Se fue derecho al oso y le cargó el equipaje. “¡Ah, hermano, tú has matado mi burrito!; pues bien, ahora tendrás que llevar tú mi equipaje”. Y ve que la fiera, todavía bañada con la sangre de la víctima, inclinó la nuca y en adelante sirvió a su señor como un manso cordero.
No te quejes, pues, nunca, de que eres muy apasionado, fogoso, precipitado, ambicioso, vivaracho, etc. Amansa el oso, y átalo a tu carruaje. La pasión en sí misma no es una plaga; no es tan sólo la pasión desenfrenada. Sin grandes pasiones no se pueden hacer obras grandes; por lo tanto sin ellas no hay hombres grandes, ni santos.
La pasión es el viento del mar. Si no sopla, los barcos se paran inactivos con las velas caídas. Pero no basta que sople el viento. Todo depende de si sabemos aprovecharlo con habilidad para hinchar las velas de nuestra embarcación; porque de lo contrario no hará sino volcar la nave.
La formación del carácter, según el espíritu católico, no exige que extirpes tus pasiones, sino que las transformes prudentemente en aliadas. Por lo tanto, no sigas sus consejos, pero aprovecha sus fuerzas. Porque la pasión puede ser mala consejera, pero resorte poderoso, si la empleas bien.
Precisamente la pasión bien aprovechada es la que da temple a la voluntad. Sólo quien persigue “apasionadamente” un fin noble, podrá vencer todos los obstáculos. Las pasiones son fogosos caballos en el carro de tu vida: si las dejas en libertad, te arrastran al precipicio; si llevas con manos firmes la rienda, te harán volar gallardamente hacia tu fin. Toda pasión es como el fuego: puede ser bendición o puede ser maldición, como escribe Schiller en “La campana”.
“Es el fuego potencia bienhechora, mientras la guía el hombre y bien la emplea”
Por más brioso que sea tu temperamento, por muchas que sean las malas inclinaciones heredadas (no es culpa tuya tenerlas), no te desanimes, ni te quejes. Haz cuanto esté a tu alcance para ennoblecer tu alma y después acuérdate de la gran verdad consoladora: Facienti quod est in se, Deus non denegat gratiam. “Dios no niega la gracia a quien hace todo cuanto puede”.


(Mons. Tihamér Tóth, “El Joven de Carácter”, Nueva Edición, 2009)

sábado, 8 de septiembre de 2012

Una anécdota y un cuento.


Fue hace mas de tres años, parecía un domingo cualquiera pero no lo fue. Una joven asistió a Misa como siempre en la Parroquia de su barrio y fue protagonista de un acto espantoso.

Un hombre que paso a recibir la Santa Comunión, cuando volvía caminando a su lugar,sacó de su boca la Santa Forma y la guardó dentro de una caja de cigarrillos y continuó caminando. 
Nadie lo notó, salvo esta ella  que no daba crédito a sus ojos. Tardó un segundo en reaccionar. Fue el segundo mas largo de su vida. Pues en ese momento oyó claramente dos voces en el alma. Una dijo "Hacé como si no hubieras visto nada. ¿Vas a hacer escándalo en la Iglesia?. Mientras la otra susurro firme pero suavemente "No dejes que se lo lleven, es Jesús".

En ese mismo instante, soltó el libro de oraciones que tenía entre sus manos y salió detrás de aquel malvado, que se llevaba lo que ella mas amaba. Lo alcanzó en la puerta de la Iglesia, lindando con la vereda. Lo increpó a los gritos, quienes se hallaban cerca miraron, pero no hicieron nada. 
De pronto se aproximó un Sacerdote viejo y enfermo. Aquel perverso hombre sacó de la caja de cigarrillos el Precioso Cuerpo de Nuestro Señor yel Sacerdote le pidió que lo comiera delate de ellos. Pero ella se opuso, ese hombre haría lo mismo que la primera vez, estaba segura, cuando lo dijo lo ojos se aquel malvado ardieron como dos tizones por la furia y ella supo de su maldad. 
Miró hacia atrás pues el Sacerdote permanecía unos pasos detrás de ella y este le contestó "Que comulgue y se vaya". Aquella pobre joven, lo miró con dolor y le gritó, ¡No! con todas sus fuerzas. Y cuando volvió su cabeza al sacrílego hombre, este comenzó a correr y huyo sin rastros.
En aquel acto, se le rompió el corazón, parecía que el Cielo le aplastaba el alma. No tenía consuelo. 
El Sacerdote, trato de darle razones pero ella no lo escucho. Entró a la Iglesia e inicio la oración de desagravio al Cuerpo Eucarístico de Jesús. Le pidió perdón a la Virgen por no haber podido cuidar a su Hijo. Lloró, lloró mucho. Aún lo hace cuando lo recuerda.
Caminó las quince cuadras que separaban la Parroquia de su casa, llorando sin consuelo. Su familia no entendía porque tanto dolor, aun así la consolaron humanamente. 
Por la noche llamó por teléfono a su mejor amigo, solo el sabía lo que era amar a Dios, como ella lo hacía. Él la escucho, trato de animarla y le propuso ofrecer Misas en reparación por aquel horrible acto. 
No obstante eso, luego de unos días, le dedicó el cuento que transcribo abajo. 
Cuando ella lo leyó supo que su alma y la de aquel muchacho estarían juntas en el tiempo y en la eternidad, pues el verdadero amor se funda en el amor a Dios. 



De la niñita que besó la hostia.

Cumplió sus diez años en el Colegio de Nuestra Señora de Belén.

No era la primera en su curso, ni la segunda. Estaba lejos en la lista, porque en las horas de estudio apenas miraba los libros. Su imaginación volaba por cumbres celestes, donde el sol tendía grandes sábanas de oro y de flores para que bajasen los ángeles.

Rarísima vez ganó un pequeño premio, por alguna asignatura no muy brillante, que a nadie gustaba. Eso sí, en historia sagrada fue siempre la mejor y de muy lejos comparada con sus compañeros. Sabía su catecismo al dedillo y era muy fuerte en esa pequeña gran teología de las primeras nociones religiosas.

Y también, lo cual apenas se comprendía, era sin rival en gimnasia. Daba gusto verla realizar movimientos y saltos rítmicos con vigor y belleza casi espiritual.

No era audaz, pero sí despejada y cariñosa y sonreía tan inocentemente que subyugaba los corazones. Uno se preguntaba al verla y oírla: ¿Por qué esta chiquilla tan juiciosa no adelanta en clase? ¿Qué es lo que distrae su imaginación? ¿Son cosas de la tierra? ¿Son voces del cielo?

Se llamaba… Démosle otro nombre que el suyo, para que nadie la reconozca en esta paginita. Digamos, pues, que se llamaba Fátima.

Si le hubieran preguntado cuál era el rato más feliz en sus días, habría pensado en la media hora de la misa, que con los preparativos para ocupar los escaños delante del altar y el tiempo que a ella la dejaban estar solita, alcanzaba a ser una hora, y habría contestado que ése era su rato más feliz.

Pero si le hubieran preguntado qué rezaba, qué veía con los ojos cerrados, qué soñaba o qué murmuraba con los labios apretaditos, no hubiera sabido qué contestar.

Seguramente esa hora no se mezclaba en el espantoso torbellino de las horas vacías de Dios, con que los mundanos están empeñados en llenar la eternidad.

Porque, sin que ella supiera de qué manera, su imaginación tejía una prodigiosa urdimbre de santas ocurrencias y aspiraciones, que luego su dueña era incapaz de reconstruir, como no se reconstruyen los sueños.

Un solo pensamiento sobrenadaba en el mar de su memoria, y aunque lo tenía siempre a flor de labio, jamás lo contaba a nadie, pues le parecía una irreverencia, casi un sacrilegio, y hubiera querido alejarlo de ello.

Todos los días comulgaba junto con las otras niñas de su colegio.

Muy pocas sentirían la impresión embriagadora que ella sentía con la presencia de Jesús, cuyo cuerpo real y verdadera el sacerdote depositaba sobre su lengua, rozando alguna vez sus labios cuando ella aturdidamente no abría a tiempo la boca.

En ese instante sublime experimentaba un inmenso deseo de besar la hostia. No ignoraba que más que besar a su amado Jesús, iba a alimentarse con Él, iba a vivir en Él como Él viviría en ella…

Con todo, se imaginaba que su Jesús le agradecería esa leve y desinteresada caricia. Sabía que no podía ser y que hasta el pensarlo podía ser una culpa y eso la acongojaba y a veces la entristecía.

Un día, la monja portera, que a la siesta disponía de un par de horas libres, vio a Fátima sentada en el patio, donde las demás jugaban, estudiando su lección que no había sabido. Pero vio que el libro descansaba sobre las rodillas y que los lindos ojos de Fátima solamente miraban las nubes, que como barcos de nieve y de plata iban surcando el cielo.

- Si ya has estudiado tu lección, ¿quieres ayudarme en un trabajo que tengo que hacer?

Fátima cerró el libro y se fue con la hermana que la condujo a su habitación, donde sobre las barras chisporroteantes de un anafe se estaban ya calentando unas especies de tenazas de hierro. En una alacena contigua había un plato con cierta pasta semilíquida, semejante a la harina diluida en agua.

- Eso es efectivamente –dijo la hermana contestando a una pregunta de Fátima- agua y harina para hacer el pan ázimo, o sea sin levadura, de las hostias-

- ¡Ah! –exclamó la niña, y su imaginación voló a los campos infinitos.

- ¿En qué piensas?, ¿no quieres ayudarme?

- ¡De mil amores! ¿Cómo puedo ayudarla?

- Soplando el fueguito del brasero lo suficiente para que no se apague, pero que no caliente demasiado mis planchas. Yo soy la encargada de hacer todos los días las hostias para nuestra iglesia. Unas cuantas grandes, con que celebraran misa nuestros padres y alguno que pueda venir de afuera, y muchas pequeñas, suficientes para llenar los cuatro copones destinados a la comunión de los fieles, que aquí vienen muchos y ésa es la gloria de nuestro convento.

Había puesto en manos de Fátima una pantallita y enseñándole cómo debía aventar el fuego, y ella entretanto manipulaba con sus especies de tenazas, entre cuyas dos planchuelas, después de cerciorarse de que no estaban frías, ni tampoco muy calientes, depositaba una cucharada de aquella pasta, la comprimía fuertemente y obtenía una hojuela delgada y blanquísima, que era el pan ázimo, materia de la consagración. Colocadas aquellas hojuelas sobre una mesita bien limpia, con dos sacabocados, uno grande y otro pequeño, cortaba luego las redondelas necesarias.

Fátima halló divertidísimo el manipular las tenazas en el fuego, e impedir que se calentaran demasiado, porque tostaría el pan. Las entregaba  luego a la hermana, que trabajaba con presteza.

- En tres cuartos de hora habremos terminado el trabajo –díjole ella.

- ¿Tiene reloj?

- No lo tengo, ni lo necesito. Vamos a rezar el rosario… ¿Quieres?

- Si, que me gusta.

- Bueno. Cuando hayamos rezado las tres partes del rosario, con letanías y un padrenuestro a San José, habrán transcurrido exactamente tres cuartos de hora, y tendremos hecho la cantidad de hostias que se necesitarán mañana.

Comenzaron a rezar y a amontonarse las redondelas blancas sobre un lienzo bien lavado y planchado.

Fátima miraba enternecida aquellos pedacitos de pan que al siguiente día, por virtud de la consagración del sacerdote, se convertirían en el cuerpo y la sangre de su adorado Jesús. Ahora no eran más que pan y ella podía sin irreverencia tocarlos, contarlos, acomodarlos para que la hermana sacristana llenara sus copones.

Habían rezado ya las tres partes del rosario con el padrenuestro final, y según el cálculo de la portera ya estaban hechas las formas necesarias.

- ¿Te cansaste?

- No hermana… ¿Y ahora que se hace?

- Voy a llevar las hostias a la hermana sacristana.

- ¿Y usted no puede, más bien, traer los copones para que los llenemos aquí?

- Sí, y algunas veces lo hago por aliviar la tarea de la hermana sacristana.

- ¿Por qué no lo hacemos ahora?

- ¡Bueno! Vamos a traer los copones.

Fueron ambas y trajeron las preciosas copas de oro, entre las cuáles Fátima reconoció por su cincelado la del altar mayor, y se apresuró a llenarla, sabiendo que entre esas formas había una que sería para ella.

Este pensamiento fue una iluminación. Ahora podía tocar, podía contar, podía acomodar esos panecitos ázimos. Y también podía besar alguno de ellos, y su divino Jesús, al bajar a la hostia, se encontraría con su beso.

- ¿En qué piensas? – volvió a preguntarle la hermana, viéndola como absorta. Y Fátima respondió resueltamente:

- ¡En nada!

Y era verdad, pues no podía afirmarse que eso que revoloteaba en su cabeza fuese un pensamiento. Pero como no logró espantarlo, él siguió rondándola.

Si la hermana se distrajese un instante, ella podría sacar una hostia de aquel copón, besarla y volverla a su lugar.

Pero la hermana no se distraía, la miraba fijamente, la contemplaba con impertinente curiosidad y hasta comenzó a interrogarla:

- ¡Fátima! ¿Por qué no eres la primera de la clase?...

En ese instante sonó violentamente una campana y la religiosa se dijo en son de reproche:

- Estamos perdiendo el tiempo. Lleva tú esos dos copones; yo llevaré los otros.

Diciendo y haciendo corrió con los suyos y dejó rezagada a Fátima, con el copón del altar mayor y el del altar de San José.

La niña aprovechó ese instante. Tomó delicadamente una de las hostias, la besó y la devolvió al copón, pensando que al día siguiente Jesús, cuando aquella forma se convirtiera en su carne preciosísima, no dejaría de advertir su pobre beso.

Para Fátima ese domingo no fue uno de tantos, porque estaba señalado por su inocente travesura. Se despertó antes del alba y comenzó a contar las horas, hasta que sonó la señal de levantarse.

Fueron todas las niñas a misa y en el momento de la comunión se alinearon delante del comulgatorio. El sacerdote celebrante bajó del altar y comenzó a distribuir el divino manjar que hasta los arcángeles envidian a los hombres.

Fátima aguardaba palpitante. Cuando llegó su turno miró la mano del sacerdote que sostenía entre el pulgar y el índice la hostia que iba a darle, pero en ese momento ocurrió algo increíble: vio que esa hostia se resbalaba y caía adentro del copón y que en su lugar se colocaba otra. Y ésa fue la hostia que el sacerdote le puso sobre la lengua y que ella, arrasada en lágrimas, recibió con punzante emoción.

Estaba cierta de lo que había visto. ¿No había soñado? ¿Por qué, pues, comenzaron a atormentarla extraños escrúpulos?

Esa tarde en la iglesia del colegio, después de la bendición, se arrodilló en el confesionario del padre que había celebrado la misa y se lo refirió todo, casi ahogada por aquel pecado.

- ¿Dices que viste todo eso? ¿O creíste que lo veías?

- ¡No padre! ¡Vi todo eso! No ha sido un sueño porque estaba con los ojos bien abiertos.

- ¿Viste de veras que una hostia caía de los dedos del sacerdote y otra se colocaba en su lugar?

- ¡Sí, sí! Yo vi eso.

El confesor que esa mañana al distribuir la comunión había percibido claramente ese pequeñísimo cambio de las hostias, y que se había dicho a sí mismo que era una alucinación, rarísima en él, al escuchar aquella confirmación por labios de la niña, no atinó a contestar. ¿Podía insistir en que era una alucinación? ¿Podía decirle que era un milagro?

Fátima aguardaba ansiosa aquella palabra de su confesor; la alarmó su silencio y hasta la asustó.

- ¿Es un pecado lo que hice, padre? –preguntó temerosa de ser la causa de ello.

- No, hijita, no.

- ¿Entonces es un milagro lo que he visto?

- No sé qué decirte, hijita, sino que no pienses más en esto y que no te canses de agradecer a tu dulce Jesús lo mucho que te quiere. No voy a darte la absolución porque no te has confesado de culpa alguna. Voy a bendecirte. Después te irás y no hablarás nada a nadie de todo esto.

Derramó la más piadosa de sus bendiciones sobre la cabeza de aquella criatura predilecta de Jesús y la dejó partir.

Esa noche en el refectorio, conversando con los otros sacerdotes, dijo, sin dar explicaciones:

Tengo la seguridad de que volvemos a vivir, como en los tiempos apostólicos, en un ambiente de milagros.

- ¿Por qué lo dice?

- Es una intuición que me llena de esperanzas. No sabría explicarla, ni definirla. Ignoramos casi todos los trabajos de Dios en las mejores almas…

- Y también en las peores –apuntó un viejo sacerdote, que tenía una gran experiencia de confesionario.

- Así es. Estos milagros, que ignoramos en su mayor parte, son como los brotes de la higuera, anunciadores del buen tiempo, motivos de creer que el invierno ha pasado y razones de esperanza, en medio de los malos tiempos que vivimos. Dichosas las almas que reciben mensajes de Dios, aunque no siempre los entiendan.

Al día siguiente la superiora del colegio de Fátima llamó a la madre de su pequeña colegiala y le espetó con no poco desabrimiento:

- Señora, ¿por qué no saca a su niña del colegio?

- ¿Tan insoportable es? –preguntó la interpelada sorprendida.

- Mala, no digo…

- ¿Y entonces?

- Pero es un permanente ejemplo de ociosidad, que escandaliza a las compañeras. No tiene afición ninguna a los estudios. Cuando abre algún libro se queda mirando el cielo azul, las nubes, las estrellas. Es como si las estrellas le hablasen.

- ¿Y no podría ser así?

- No, no puede ser. En las horas de estudio –replicó hoscamente la superiora- no se puede conversar con nadie.

- Bueno, madre, voy a sacarla y yo le enseñaré lo que pueda.

- Esa niña nunca será anda de provecho –remachó la superiora.

- No crea, madre. Juana de Arco sabía menos que ella, ni leer ni escribir. Pero escuchaba a las estrellas… Seguramente usted no la habría querido en su colegio…

- ¡Claro que no! –repuso con displicencia la superiora.

- Y recibía mensajes del cielo que la llevaron a realizar grandes cosas-

La superiora permaneció callada.

- ¿Debo llevármela ahora?

- Sería lo mejor.

Fátima corrió a aprontar su valijita y no tardó en traérsela. Su mamá la aguardaba.

Al despedirse la colegialita, sin sombra de resentimiento, abrazó y besó a la superiora.

La mamá se limitó a tenderle la mano. Al llegar a la puerta, se volvió y le arrojó esta especie de flecha del parto:

- A usted reverenda madre, la pedagogía le ha secado el corazón. Su purgatorio va a ser muy largo: un poquito más corto que el infierno. ¡Adiós!

Buenos Aires, 1962

WAST, Hugo: Autobiografía del hijito que no nació. Bs. As., Theoría, 1994, pp. 79-84.

Otra chica católica....

La semana pasada se celebró en la liturgia post conciliar la conmemoración de la Beata Madre Teresa de Calcuta.
Haciendo referencia a esto, tomo la siguiente nota del periódico digital VATICAN INSIDER y rescato  una frase de esta ejemplar católica, sobre el aborto:


"Muchas personas están muy, muy preocupadas por los niños en la India, por los niños en África en donde mueren muchos, por desnutrición, habmre y demás, pero millones mueren deliberadamente por voluntad de la madre. Y este es el que es el gran destructor de la paz hoy. Porque si una madre puede matar al propio hijo, ¿qué me impide matarte y a ti matarme? Nada".



En contra del aborto selectivo para recordar a la Madre Teresa

 
 
La Madre Teresa
LA MADRE TERESA

En la agencia AsiaNews, el testimonio del dr. Pascoal Carvalho, miembro de la Pontificia Academia para la Vida

MICHELANGELO NASCAROMA


La memoria litúrgica del 5 de septiembre, dedicada a la santidad de la Madre Teresa de Calcuta, representa un llamado moral y social en contra de la práctica del aborto selectivo, del feticidio y del infanticidio femenino que se practica en el continente asiático, sobre todo en la India.

Una forma de selección eugenética atroz que se basa en el sexo y con resultados demográficos y morales catastróficos; según algunos datos, de hecho, diez millones de niñas fueron abortadas en la India en los últimos 20 años: ¡500 mil al año! Los datos de los últimos censos gobernativos certifican, además, que hay un verdadero desequilibrio genético (en constante aumento) entre el género masculino y el femenino; en la India nacen, en promedio, 914 niñas por cada 1000 niños.

Desde 1994, en la India ya no es posible recurrir a determinados exámenes para saber el género del feto durante un embarazo. Con la aprobación del reglamento “Técnicas de diagnóstico pre-natal”, los médicos deben presentar una lista de las pacientes que, por motivos de salud, piden someterse a estos exámenes. A pesar de ello, la difusión del aborto selectivo y de los infanticidios femeninos no se ha detenido, por lo que se ha favorecido la difusión de estructuras sanitarias clandestinas.

En la India y en el mundo, explica a AsiaNews el dr. Pascoal Carvalho (miembro de la Pontificia Academia para la Vida), «la Madre Teresa de Calcuta es respetada por su amor hacia cada ser humano, y por la defensa que hizo de la dignidad y de la sanidad de la vida desde su concepción hasta la muerte natural». Justamente por este motivo, el aniversario de la muerte de la beata representa el mejor momento para replantear la lucha en contra de todo lo que promueve «una cultura de muerte».


A menudo sucede que incluso en las familias menos numerosas hay una singular aversión hacia las niñas (una práctica cultural tremenda que lleva a la eliminación del feto femenino) y se prefieren los hijos varones. Esto también explica el desprecio social para con la mujer que no tiene hijos varones. Un anuncio publicitario de muy mal gusto sobre el diagnóstico pre-natal con ultrasonido dice: «Gasta 500 rupias hoy para no gastar 50.000 mañana».

En este contexto, subraya el dr. Pascoal Carvalho, «la mujer es considerada un peso, sobre todo económico: para contraer un buen matrimonio, la familia de la futura esposa debe garantizar una dote consistente». El respeto que el marido ofrecerá a su esposa está íntimamente relacionado con su capacidad para generar un hijo varón, cancelando cualquier dignidad humana y social a la figura de la mujer y convirtiéndola en una esclava del hombre.

En ocasión de la entrega del Premio Nobel de la Paz (en Oslo el 10 de diciembre de 1979), la Madre Teresa de Calcuta dijo: «El mayor destructor de la paz hoy es el aborto, porque es una guerra directa –un asesinato directo–, un homicidio cometido por la madre misma [...] Nuestros padres.nos quisieron. No estaríamos aquí si nuestros padres no lo hubieran hecho. Amamos a nuestros niños, les queremos, pero, ¿qué es de millones de ellos? Muchas personas están muy, muy preocupadas por los niños en la India, por los niños en África en donde mueren muchos, por desnutrición, habmre y demás, pero millones mueren deliberadamente por voluntad de la madre. Y este es el que es el gran destructor de la paz hoy. Porque si una madre puede matar al propio hijo, ¿qué me impide matarte y a ti matarme? Nada».

¡Nos vemos!